Nuestro Objetivo
Evangelizar
Predicar, compartir, evangelizar y transmitir a nivel personal y masiva usando todos los medios provistos por Dios, las buenas nueveas del evangelio del Reino de Dios a toda persona sin excepción. Para que ellos puedan ser alcanzados, sanados, restaurados, liberados, con el amor de Dios y Su poderosa y siempre viva palabra junto con el poder del EspÃritu Santo. (Mateo 28:19-20; Marcos 16:15-16)
Afirmar
Edificar, confirmar, consolidar, y fundamentar a cada creyente con los principios de la Palabra de Dios, con el fin de llegar a ser un discÃpulo y lÃder poderoso, eficaz y efectivo en el Reino de Dios. Produciendo cambios y renovación en la forma de pensar, vivir, y actuar con la ayuda de la doctrina apostólica y profética revelada en toda la Palabra de Dios, para que cada uno pueda tener una transformación integral en su espÃritu, en su alma y en su cuerpo como conviene a los hijos de Dios. (Efesios 2:20-22; 1 Corintios 3:9-11 ; 1 Tesalonicenses 5:23)
Discipular
Equipar, entrenar, adiestrar, guiar y preparar a cada creyente de Jesucristo para que pueda descubrir la voluntad, el llamado, la función, y el propósito de Dios para su vida como un discÃpulo del Reino de Dios. Ayudar a desarrollar el Carácter de Cristo en su diario vivir, para que cada uno pueda ser edificado y llegue a la madurez espiritual. (Mateo 28:19-20; Efesios 4:11-13)
Enviar
Comisionar a cada discÃpulo y lÃder como un mensajero de paz para avanzar el Reino de Dios en todo lugar. Enviar lÃderes con la unción y la autoridad del EspÃritu Santo para predicar las buenas nuevas a los pobres, proclamando libertad a los cautivos, y vista a los ciegos, desatar a los oprimidos, y manifestar señales, milagros y prodigios en el Nombre de Jesús. Enviarlos a causar reformas, cambios e impacto en toda esfera de la sociedad, con el objetivo de transferir un legado de paz y justicia, temor de Dios y hambre por Su presencia, de obediencia, de niveles altos de compromiso y revelación hacia el reino de Dios. No solo estamos llamados a dejar un legado de tal magnitud, sino que una herencia espiritual de bendición y prosperidad para nuestras próximas generaciones. (Lucas 4:18-19; Lucas 10:2-6)